Los milagros eucarísticos. Una señal para los hombres del siglo XXI

Publicado el 02/01/2021

Evidencias imposibles de obtener en épocas anteriores fueron reservadas por la Providencia Divina para un mundo que se dejó fascinar por la ciencia y los avances tecnológicos. ¿Cuál es el mensaje que transmiten al hombre contemporáneo?

En el universo de la Iglesia Católica encontramos tesoros de variadas índooles: maravillas de doctrina, diplomacia y oraganización, riquísimas liturgias cargadas de poesía y simbolismo; contemplamos también inimaginables actos de heroísmo practicados por los santos, su capacidad de adaptarse a los pueblos, obras de caridad inéditas y mil otras realidades que nos conducen, por la acción conjugada de la razón y de la fe, a constatar de forma palpable la existencia de lo sobrenatural.

A la vista de tantas y tan fuertes señales, parecería que es contrario a la virtud de la fe pedir milagros que confirmen las verdades de
nuestra santa religión. Pero Dios, Padre bondadoso, no cesa de obrar prodigios que la fortalecen sin darnos, no obstante, pruebas tan irrefutables que ya no sea necesario practicarla.

Por más portentoso que sea, un milagro no nos proporciona una visión directa de Dios, como la que tiene los santos en el Cielo. En efecto, en la eterna bienaventuranza no cabe la virtud de la fe, pues el hombre ve, ni la de la esperanza, pues ya posee, sino sólo la de la caridad.

Más numerosos de lo que podemos pensar

En el maravilloso mundo de los milagros existe una veta de una belleza particular: los obrados sobre las sagradas especies. Algunos datan de remotísimos tiempos, otros ya han ocurrido en el tercer milenio, pero todos ofrecen al hombre moderno preciosos pormenores que le permiten entrever algo de uno de los mayores misterios de nuestra religión.

Los milagros eucarísticos son mucho más numerosos de lo que se puede pensar a primera vista. Una exposición virtual publicada en la web y prologada por el cardenal Ángelo Comastri, arcipreste de la Basílica de San Pedro, presenta un conjunto bien documentado de milagros eucarísticos aprobados por la Iglesia. En ella se relatan más de 130 de dichos prodigios, los cuales ocurrieron  en 20 países.[1]

La página web está disponible en 16 idiomas y permite la descarga de paneles de gran tamaño (80 x 60 cm), que contienen atrayentes informaciones sobre cada uno de los milagros. Ofrece también relatos de comuniones milagrosas y consideraciones sobre la relación entre la Virgen y la Eucaristía, además de artículos sobre santos especialmente devotos del Santísimo Sacramento.

Los milagros documentados allí abarcan 18 siglos de Historia de la Iglesia: el más antiguo, obrado en la ciudad egipcia de Scete, se remonta al siglo III; el más reciente se dio en el año 2013 en Legnica, Polonia. Todos ellos, no obstante, presentan situaciones inexplicables para los hombres de todas las épocas.

¿Cuál es el mensaje que transmiten al hombre del siglo XXI? Paradójicamente, la respuesta está en la ciencia: del hecho de que ésta no consigue explicarlos se deduce su carácter sobrenatural.

Un médico ateo se rinde ante la evidencia científica

Usando métodos de investigación impensables antes del siglo XX, especialistas no católicos o incluso abiertamente opuestos a lo sobrenatural, así como católicos fervorosos, se han volcado en los detalles de muchos de esos milagros, y los resultados son sorprendentes.

Tomemos como ejemplo las pesquisas realizadas a lo largo de casi veinte años por el Dr. Ricardo Castañón, médico boliviano especialista en Neurofisiología.

La primera de sus investigaciones comenzó en 1999. En esa época era ateo y no tenía ningún interés en forzar conclusiones en un sentido u otro. Hoy es católico de comunión diaria, y continúa tratando de man-tener una total imparcialidad científica.

En aquel año fue convocado para analizar una hostia que en 1992 se había transformado en carne en la parroquia de Santa María de Almagro, en Buenos Aires.

Después de cuidadosos exámenes hechos en colaboración con otros científicos, llegó a la conclusión de que aquella carne formaba parte del músculo del corazón de una persona de aproximadamente 30 años, que había sufrido mucho antes de morir.

Posteriores observaciones realizadas al microscopio, en el 2002, detectaron la presencia de glóbulos blancos vivos.

El prodigio tenía, por tanto, características muy similares a las del famosísimo milagro de Lanciano, ocurrido en el siglo VIII: indagaciones llevadas a cabo en pleno siglo XX demostraron que la hostia allí venerada durante más de un milenio se componía de carne y sangre auténticas, pertenecientes a una persona del grupo AB, y en ella no había restos de sal ni de cualquier otra sustancia conservante.

El Dr. Ricardo Castañón, que analizó en profundidad quince casos de milagros eucarísticos, nos proporciona interesantes pormenores sobre su riguroso método de trabajo: “Cada serie de mis investigaciones se repite en tres laboratorios de distin- tas naciones, y las variables controladas son muchas: sangre, ADN, glóbulos blancos, glóbulos rojos, tejido humano, hemoglobina y otras; puedo decir que, desde el punto de vista científico, mis informes finales son cien por ciento confiables”.

Dos casos recientes ocurridos en Polonia

Aunque las pesquisas de este especialista supongan un importante revulsivo contra la incredulidad, cabe recordar también aquí dos prodigiosos hechos que sucedieron hace menos de una década en Polonia.

En el primero, ocurrido en el 2008 en la ciudad de Sokolka, un pequeño fragmento de la hostia milagrosa fue sometido a cuidadosos análisis de dos científicos de fama mundial, especialistas en Anatomía Patológica de la Universidad de Medicina de Bialystok. “La muestra enviada para su evaluación se presenta como tejido miocárdico”, narraron.

En 2013 el obispo de Legnica instituyó una comisión para estudiar el caso de una hostia consagrada en la cual surgió inexplicablemente una mancha roja que cubría una quinta parte de su superficie. Unos meses después, la comisión envió muestras, sin informar de su origen, para que fueran analizadas por el Departamento de Histopatología de la Universidad Pomerana de Medicina de Szczecin. El informe emitido constata que “en la imagen histopatológica fueron descubiertos fragmentos de tejido que contenían partes de tejido musculoso estriado transversal”, es decir, “semejante al músculo cardíaco humano con alteraciones que suceden frecuen- temente durante la agonía”.

Evidencias reservadas para el mundo actual

Todas esas evidencias, imposibles de ser obtenidas o incluso pensadas en siglos anteriores, fueron reservadas por la Providencia Divina para un mundo que se dejó fascinar por la ciencia. Los avances tecnológicos alcanzados, tantas veces dando la espalda a Dios, cuando no teniendo como objetivo oponerse a Él, le obligó a constatar cuán inexplicables son desde una perpectiva meramente humana las manifestaciones sobre- naturales que resplandecen en los milagros eucarísticos.

Rechazar esos prodigios equivaldría a, en el transcurso de una segunda Pasión, agujerear nuevamente el Sagrado Corazón que tanto nos ama, esta vez no con la lanza del centurión romano, sino con la espada de la ingratitud.

Pidamos a la Santísima Virgen que algo de la linfa preciosísima del divino Redentor caiga sobre nuestros ojos y nos los abra para Él, incluyéndonos, no en el número de los que otrora gritaban “crucifícalo”, sino en el de los que claman como el buen la- drón: “Jesús, acuérdate de mí cuando llegues a tu Reino” (Lc 23, 42)

Notas

[1]Cf. www.miracolieucaristici.org. Aunque hayamos consultado otras fuentes, nos he- mos basado principalmente en este sitio web para describir los milagros citados a lo largo del texto.

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“Caballeros de la Virgen” es una Fundación de inspiración católica que tiene como objetivo promover y difundir la devoción a la Santísima Virgen María y colaborar con la “La Nueva Evangelización” , la cual consiste en atraer los numerosos católicos no practicantes a una mayor comunión eclesial, la frecuencia de los sacramentos, la vida de piedad y a vivir la caridad cristiana en todos sus aspectos. Como la Iglesia Católica siempre lo ha enseñado, el principal medio utilizado es la vida de oración y la piedad, en particular la Devoción a Jesús en la Eucaristía y a su madre, la Santísima Virgen María, mediadora de las gracias divinas. Sus miembros llevan una intensa vida de oración individual y comunitaria y en ella se forman sus jóvenes aspirantes.

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