Música divina que contiene todas las armonías marianas

Publicado el 03/29/2022

Monseñor João Clá Dias

Fundador de los Heraldos del Evangelio

Movida por su carisma profético, hace mucho tiempo, la Iglesia discernió los designios divinos en relación a la era mariana, en cuyos umbrales se encuentra la humanidad.

Y, a lo largo de los siglos, viene alimentando la esperanza en esos gloriosos días por medio de súplicas y sacrificios expiatorios.

Además, consciente de que el vocabulario humano no es capaz de expresar las excelsas cualidades de Nuestra Señora, la Iglesia recurrió a las más diversas formas litúrgicas y artísticas para llevar a sus hijos a degustar místicamente las grandezas de la Madre de Dios. Y, al mismo tiempo, buscó desarrollar una terminología teológica que a pesar de las limitaciones del conocimiento humano ensombrecido, propio al estado de prueba, sirviese de instrumento para poner en palabras las “intuiciones” que el Espíritu Santo soplaba en las almas, a respecto de su Esposa fiel.

Entre las oraciones marianas que así tuvieron su origen, la Salve Regina representaba para el Dr. Plinio la súplica por excelencia a Nuestra Señora, la obra prima del discernimiento profético y del celo teológico de la Iglesia acerca de su papel profético en la Historia de la Salvación.

Al recitar la Salve Regina el Dr. Plinio penetró en los misterios de la Soberana del Universo

Mediante aquella oración el Dr. Plinio penetró en los misterios de la Reina Soberana y deseaba recitarla incluso cuando su alma guerrera e inocente estaba para dejar este valle de lágrimas, a fin de contemplar la luz beatífica en los ojos de su Señora y Madre:

Por encima de esos abismos de muerte, más allá de los cuales está un Dios al que adoro, existe un puente – que es la luz de mi alma y todo en mi vida – cuyo tamaño y valor yo mido mejor, cuanto más me esmero en medir la profundidad del abismo. […] La sonrisa por encima de las tinieblas del las situaciones sin salida y el puente lanzado por encima de los abismos es la devoción a Nuestra Señora. Por eso, en la hora de la muerte debemos decir: Dios te Salve, Reina y Madre de Misericordia… Y nuestra alma será conducida al Cielo”. 1

La Salve Regina se asemeja a una música: tiene trechos en crescendo y diminuendo, en allegro y adagio, de acuerdo con el significado de cada frase. La“composición” es la que contiene todas las melodías de las relaciones entre la Beatísima Trinidad y Nuestra Señora. Hasta podría llamarse “música divina”, pues resume las infinitas aspiraciones de Dios a respecto de su Hija, Madre y Esposa.

Al rezarla piadosamente, el fiel se asocia a los deseos del Creador y se introduce en los misteriosos vínculos que lo unen a Ella, [la Santísima Virgen].

A su vez, en el Corazón de María esta oración resuena como una alabanza y un pedido hecho por el Altísimo, incluso cuando es pronunciada por un miserable pecador.

Dios, como que presta su voz al suplicante, para que este conviva con su predilecta. ¡Aquí está la fuerza de la Salve Regina!

Los títulos marianos contenidos en esta oración, poseen una elevación que alcanza a Dios. Como Hija del Padre Eterno, Nuestra Señora hereda una participación eminente en todos sus atributos que la hace tocar la esencia divina; como Madre del Hijo, gobierna su heredad, beneficiándose de ella en su calidad de Reina Madre; por la condición de Esposa del Espíritu Santo, comparte los bienes de su Divino Esposo, detentando plenos derechos sobre ellos.

Maria fue elegida para ser una miniatura de la Santísima Trindad, vivir de su tesouro y encerrar en sí misma los atributos divinos Coronación de María por la Santísima Trinidad– Museo de Arte Religioso, Cuzco (Peru)

De este modo, María vive del tesoro de la Trinidad y encierra en sí misma la grandeza divina en la proporción de una criatura, como se Dios hubiese elegido una “miniatura suya” de entre los hombres . En otros términos, no siéndole posible engendrar una nueva Persona Divina de la misma sustancia a la Trinidad, Dios la creó con la finalidad de convertirla en un “dios” para Sí mismo.

Pues bien, a veces la meditación de las invocaciones de Nuestra Señora parte, no de su perspectiva más universal y trascendente, o sea, de Dios y sus atributos, sino de aquello que se muestra más inmediato y concreto: el hombre y sus necesidades.

Aunque sea legítima, esta visualización acaba constituyendo un obstáculo para comprender la magnificencia del vínculo de Ella con la Santísima Trinidad, vínculo del que se deriva su unión con la humanidad.

Sin pretender hacer un análisis exhaustivo de las invocaciones de la bellísima e inspirada oración de la Salve, a continuación presentaré algunas reflexiones sobre algunas de ellas.

Como el lector podrá comprobar, tales consideraciones favorece un anticipo de la gloria esplendorosa que María Santísima irradiará por toda la tierra en los días de su reinado, así como de la convivencia rebosante de bondad, perdón y afecto que Ella misma establecerá con la humanidad.

Según San Luis María Grignion de Montfort,2 en este relacionamiento íntimo y maternal a Virgen los iluminará con su luz, los alimentará com su leche,los conducirá con su espíritu, los sustentará con su brazo y los guardará bajo su protección. Ella misma será la savia vital que impulsará a cada uno de sus hijos y esclavos rumbo a la unión con el Sagrado Corazón de su Divino Hijo.

Tomado del Libro María Santísima. El Paraíso de Dios revelado a los hombres. Tomo III, pp. 129-133

Notas
1) CORRÊA DE OLIVEIRA, Plinio. Conferência. São Paulo, 14 abr. 1974.
2) San Luis María Grignion de Montfort, Tratado de la Verdadera Devoción a la Santísima Virgen n.º 48.

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