El santuario del Sagrado Corazón de Jesús lo vio crecer y recibir allí, desde muy temprano, gracias decisivas para la realización de su misión.
Javier Antonio Sánchez Vásquez
Situado en la ciudad de São Paulo, en el barrio de los Campos Elíseos, el santuario del Sagrado Corazón de Jesús merece una mención especial entre los templos católicos brasileños.
Los orígenes del edificio se remontan a 1881, cuando, al cuidado de los vicentinos, se colocó la primera piedra de una capilla. Dos décadas más tarde, bajo la administración de la Congregación Salesiana, se inauguró el templo tal y como hoy se conoce, cuyo estilo, neoclásico, imita con éxito el de la iglesia homónima construida por San Juan Bosco en Roma.
La vinculación entre este santuario y el Prof. Plinio Corrêa de Oliveira es muy estrecha.
A lo largo de su infancia y adolescencia, Plinio asistía allí los domingos a la santa misa, con sus padres y su hermana. Y en esta bendita iglesia fue donde recibió gracias extraordinarias, decisivas para su vocación, desde su niñez.
Cuando tenía tan sólo 5 años, estando ante la imagen del Corazón de Jesús situada en un altar de la nave lateral izquierda, discernió, según sus propias palabras, el alma de Nuestro Señor. El pequeño Plinio comprendió entonces que en el divino Maestro «estaba la síntesis, el modelo más elevado, que reunía toda la bondad y verdad que veía en las demás almas, todas las bellezas diseminadas a su alrededor».1
A partir de ese episodio, toda su existencia quedó marcada con el sello del Sagrado Corazón de Jesús. Cristo se convirtió en punto de referencia y culminación de su pensar y obrar.
Fue también en este templo donde el Dr. Plinio empezó a tomar contacto con la Iglesia como institución: «Entraba allí y tenía la impresión de que toda la doctrina, todo el espíritu de la Iglesia Católica me envolvía»,2 afirmó en una conferencia a sus jóvenes discípulos.
En la nave lateral derecha del recinto se encuentra una imagen de María Auxiliadora, tallada en mármol blanco. Ante ella, a los 12 años, recibió una de las mayores gracias de su larga peregrinación en esta tierra. En medio de una enorme aflicción, se sintió tan acariciado por la Madre de Dios que, según él mismo cuenta, permaneció tranquilo para toda su vida. A los pies de esta imagen, Plinio inauguró para sí y para todos sus seguidores una vía espiritual singular de un confiado abandono a la Santísima Virgen.
La torre del santuario se eleva a 62 metros de altura, y sirve de pedestal a una imponente imagen de Cristo Redentor, con los brazos abiertos. Un Sábado Santo, cuando la celebración de la Pascua todavía se realizaba por la mañana y no por la noche, el joven Plinio subió a lo alto de la torre. Las campanas comenzaron a sonar anunciando la victoria del Resucitado y enseguida se escucharon las campanas de otras iglesias haciéndose eco de la noticia triunfal. Los fieles acudían a los templos católicos para unirse a la celebración litúrgica y Plinio, desde lo alto de la torre, uno de los tres puntos más elevados de la São Paulinho de entonces, tenía la impresión de ver descender las bendiciones celestiales sobre la ciudad, impregnando el ambiente de la alegría pascual.
¡Cuántos hechos más podrían ser narrados aún!… Lo cierto es que no logramos calcular de cuánto significado se revestía el santuario del Corazón de Jesús para el Dr. Plinio. En efecto, a la luz teñida por los sencillos vitrales de ese majestuoso templo, vio florecer en su alma un ardiente amor a Jesús, una filial devoción a su Santísima Madre y una profunda veneración a la Santa Iglesia Católica Apostólica Romana. Allí sacó fuerzas para las batallas que le esperaban, como comentó años después:
«La iglesia del Sagrado Corazón de Jesús es muy envolvente, muy maternal, muy afable, muy tranquila… No tiene prisa, […]. Busca envolver; es acariciadora, como diciendo: “Hijo mío, sufriste mucho, todavía tienes que sufrir, pero acéptalo bien. Te ayudo a sufrir, así es la vida… Pero mira al Cielo… ¡Estoy llena de Cielo!”».3
Notas
1CLÁ DIAS, EP, João Scognamiglio. El don de la sabiduría en la mente, vida y obra de Plinio Corrêa de Oliveira. Città del Vaticano-Lima: LEV; Heraldos del Evangelio, 2016, t. I, p. 240.
2CORRÊA DE OLIVEIRA, Plinio. Conferencia. São Paulo, 25/2/1984.
3CORRÊA DE OLIVEIRA, Plinio. Charla. São Paulo, 17/4/1988.