Poder maravilloso de comunicarse con las personas

Publicado el 04/15/2024

El cuadro de Nuestra Señora del Buen Consejo de Genazzano tiene un poder maravilloso de hacer que las personas entren en comunicación con la Madre de Dios. Ella cambia de color y María Santísima, ora parece alegre, satisfecha y risueña, ora presenta un aspecto de tristeza.    Sin que se pueda decir que haya un movimiento en los rasgos del fresco, este expresa por esta forma a innumerables fieles aquello que la Virgen desea.

Plinio Corrêa de Oliveira

El 26 de abril se conmemora la fiesta de Nuestra Señora del Buen Consejo de Genazzano, instituida a propósito del célebre fresco de la Madre de Dios que se venera en la iglesia de los agustinos, en la ciudad de Genazzano, Italia.

Scanderbeg, un guerrero valerosísimo

Estatua ecuestre del héroe albanés Jorge Castriota Skanderbeg – Plaza Albania – Roma – Italia

Las informaciones que daré fueron sacadas de un libro sobre Nuestra Señora del Buen Consejo. La razón de la compra de esta obra, de mi parte, fue que de niño yo rezaba mucho delante de un cuadro de esa invocación, que se encontraba en el Altar mayor de la antigua capilla del Colegio San Luis y tiene una historia milagrosa cuyos pormenores no recuerdo, pero que está ligada al martirio de los cuarenta jesuitas que vinieron a evangelizar el Brasil.

Viendo este libro, lo compré y confieso que me llenó de admiración. De hecho, ¡todo cuanto allí dice respecto a la historia del fresco y la devoción a la Madre del Buen Consejo es una verdadera maravilla!

En pocas palabras, la historia de este cuadro es la siguiente: Albania, en el siglo XV, era un estado cristiano comandado por un general llamado Scanderbeg, un guerrero valerosísimo que luchaba contra las hordas turcas, las cuales estaban tratando de avanzar Europa adentro.

Scanderbeg era un hombre bastante religioso y que se colocaba bajo la protección de Nuestra Señora del Buen Consejo, de la cual había en Albania un santuario nacional muy frecuentado. Mientras Scanderbeg vivió, la lucha contra los turcos fue victoriosa. El reunía en sí todo el valor y toda la combatividad de la nación albanesa. Era un grandísimo hombre, pero el pueblo albano estaba en decadencia y por causa de esto probablemente la resistencia cesaría cuando él muriera. Los últimos lances de su vida fueron extraordinarios. En una ocasión él se encontraba acostado, agonizando, cuando vino la noticia de que los turcos estaban llegando a las puertas de la ciudad. Cuando él oyó esto, hizo una oración a Nuestra Señora y le pidió fuerzas para combatir. Se levantó del lecho y fue al encuentro de los turcos. Él tenía dos auxiliares que lo ayudaban porque casi no aguantaba más dirigir la batalla. Después, volvió a la cama y falleció. Así muere un verdadero héroe católico, un devoto de Nuestra Señora en su acepción más exacta y más adamantina. ¡Es una verdadera belleza!

Las aguas del mar se volvieron sólidas

Pero dos amigos albanos, que eran hijos de la luz, notando el declive de Albania y previendo que el país caería cuando muriera Scanderbeg, decidieron ir al Santuario de Nuestra Señora del Buen Consejo a fin de pedir luces respecto de lo que deberían hacer: quedar en Albania realizando una cierta resistencia y algún apostolado debajo de las hordas turcas, o ir a Italia. Tanto más que un número muy grande de albanos ya estaba huyendo hacia allá, y les parecía más indicado emigrar.

Llegando al Santuario, rezaron y quedaron en volver al día siguiente para tener una solución del caso. Cuál no fue su sorpresa cuando verificaron que el cuadro se había destacado de la pared, dio una especie de giro dentro de la iglesia, salió por la puerta y fue andando en el aire lentamente. Ellos acompañaron el fresco que, cuando llegó al mar, continuó andando por encima de las aguas. Los dos amigos, entonces, prosiguieron su caminata sobre el mar, que se volvió sólido bajo sus pies, siempre acompañando el cuadro. Así llegaron a Italia.

Es una gran caminata, pero yo creo que no es el caso de interponer aquí preguntas y críticas, porque Nuestra Señora tiene el poder de hacer a un cuadro andar por los aires y de dar consistencia a las aguas. Y puede conceder a dos hombres la posibilidad física de atravesar una gran extensión, caminando sobre las aguas solidificadas.

En Italia, el cuadro despareció misteriosamente de su vista. Entonces emprendieron –eso es muy medieval aún– una caminata por todo el país a fin de ver a dónde había ido a parar, porque no querían separarse de él. Así como la estrella desapareció de la vista de los Reyes Magos cuando llegaron a Jerusalén, así también el cuadro desapareció para estos dos albaneses.

Una nube brillante descendió sobre el terreno de Petruccia

Beata Petruccia de Nocera

Había en Genazzano –una pequeña ciudad de Italia, que era feudo de los Príncipes de Colonna, una gran familia noble romana– una mujer anciana llamada Petruccia que decía que tenía vocación de construir una iglesia. Era una señora aislada, medio mendiga, un poco maniática y todo el mundo se burlaba de ella. En cierto momento, Petruccia consiguió que le dieran un terreno para edificar una iglesia en honor de Nuestra Señora. Más tarde, obtuvo un poco de material de construcción y así, se levantó algo a la manera de un muro en una parte del terreno. Después, los trabajos pararon porque ella no recibió más auxilios. Toda la muchachada, cuando encontraba a Petruccia en la calle, decía a ella:

Oiga, Petruccia, ¿qué hay de la iglesia? ¿Cuándo será construida?

No es preciso tener mucha imaginación para completar la escena.

Aparición del fresco en la ciudad de Genazzano. Pintura de Prospero Piatti.

Había en Genazzano una feria adonde afluía gran parte de la población. Cierto día en que Petruccia estaba en medio del pueblo, de repente se hizo oír un estruendo en el cielo y apareció una nube brillante, de la cual partían armonías que descendían sobre la ciudad. La nube bajó sobre el terreno de Petruccia y, cuando desapareció, se encontró el cuadro –que el pueblo no sabía que era de Nuestra Señora del Buen Consejo– recostado junto a una de las paredes, sin clavos, ni apoyo, ni soporte, lo que es una cosa inexplicable. Fue el gran día de Petruccia.

Pero nadie sabía qué invocación era aquella. Nunca se había oído hablar de ella. Era una manifestación angélica.

Soldados albaneses acompañan la salida del cuadro de Scutari. Pinturas de Prospero Piatti.

Un buen día, los dos albaneses, que estaban en busca del cuadro de Nuestra Señora del Buen Consejo, habiendo oído hablar en Roma sobre lo que había ocurrido en Genazzano, sospecharon naturalmente que aquel era el cuadro de Nuestra Señora del Buen Consejo.

Fueron hacia allá, se postraron delante del fresco, rezaron. Comunicaron al pueblo que se trataba del cuadro de Nuestra Señora del Buen Consejo, de Albania, que ellos habían visto partir para no dejarse subyugar por los turcos.

El cuadro se mantiene junto a la pared de un modo milagroso

La Iglesia se volvió un lugar de las múltiples romerías partidas de los varios Estados italianos, antes de la abominable unificación de Italia. La romería andaba en fila, los hombres separados de las mujeres, había prohibición de estar prestando atención a las cosas del camino, se debía ir rezando todo el tiempo el Rosario, cantando letanías en loor de Nuestra Señora, parando en los lugares yermos –donde no hubiese posibilidad de escándalo– para comer, y continuando la caminata hasta llegar a Genazzano.

Incluso en los días de lluvias torrenciales, en los cuales las personas acaban durmiendo hasta en las calles, el cuadro de Nuestra Señora continúa junto a la pared, pero no recostado en ella, de manera que él se sostiene de una manera milagrosa. Hay, entonces, lluvias de gracias que el fresco esparce para todas las personas.

Estas gracias son muchas veces de curas, sin embargo, lo fuerte no es propiamente la gracia de la cura, sino un poder maravilloso de, sin practicar un milagro evidente, comunicarse con un grande número de personas que van a consultar a la Santísima Virgen respecto de padecimientos espirituales, dudas, problemas. A mi ver, la idea relacionada con el fresco es la siguiente:

El cuadro cambia de colorido, ora toma un color brillante y Nuestra Señora parece alegre, satisfecha y risueña, ora adquiere colores que le dan un aspecto de tristeza. Y sin que se pueda decir que haya un movimiento en los rasgos el fresco, sin embargo, es verdad que él expresa por esta forma a innumerables fieles aquello que Ella quiere, y muchos acaban entendiendo esto y pasan a tener con la Madre de Dios una comunicación, resolviendo problemas importantísimos.

Cambios de fisonomía de Nuestra Señora

El cuadro es veneradísimo, y el libro presenta testimonios importantes de personas que reconocieron cambios de fisonomía de Nuestra Señora. Uno de los testimonios más interesantes es de un pintor de cierta celebridad de Génova, que recibió de una familia genovesa, probablemente rica, el encargo de ir a Genazzano y hacer una copia del fresco para ser colocado en una iglesia de Génova. Como era un hombre de proyección, consintieron que trabajara en el propio altar, cerca del cuadro, para poder verlo bien, y él comenzó entonces a pintar la imagen.

El libro transcribe un testimonio suyo declarando que la figura de Nuestra Señora modificó tantas veces la expresión fisonómica mientras pintaba que le fue imposible retratarla. Ella no la modifica tanto, pero es un prodigio que María Santísima quiso hacer para que este hombre atestiguase lo maravilloso del hecho, y hasta ahora esto se da.

Es un prodigio contemporáneo que no puede ser presentado como un milagro, pero demuestra que la Fe católica es verdadera, y debe ser visto como una gracia muy preciosa para todas las personas que quieren elucidar sus problemas.

Lo más interesante es que varios otros cuadros de Nuestra Señora del Buen Consejo, pues se realizaron varias copias y fueron llevadas a diversos puntos de Italia, tienen propiedades análogas y hay peregrinaciones porque la Santísima Virgen prodiga sus consejos a las personas que van allí a rezar.

Tenemos así la indicación de un elemento para que nos enfervoricemos en la piedad a Nuestra Señora.

(Extraído de conferencia del 25/4/1967)

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