
En favor de María, Dios rompió la urdidura satánica. Y Ella nació fuera de la ley del pecado original.
Plinio Corrêa de Oliveira
El demonio tiene odio especial a la Inmaculada Concepción por el hecho de que esta singular prerrogativa de Nuestra Señora constituye para él una derrota dolorosísima y, por así decir, personal. En efecto, habiendo satanás conseguido arrastrar a nuestros primeros padres al pecado original, las ventajas que le traería esa caída, caso no hubiese Redención, serían simplemente espectaculares.
El hombre, criatura noble de Dios, quedó desfigurado por el pecado y sujeto a las malas tendencias. Con eso se volvió incalculable el número de personas capaces de caer, a lo largo de los siglos, en el Infierno. El éxito inmediato obtenido por el demonio, con el pecado de Adán y Eva, fue inmenso..
El único modo de anular ese triunfo del mal sería que se encarnase el Verbo y, en cuanto Hombre-Dios, se ofreciese como víctima por nuestra salvación. Ahora, esa victoria del Bien tuvo su primera realización con el nacimiento de una niña excelsa, inmaculada, que, a pesar de todos los embustes del demonio, nacía libre de la trama en la cual él pretendía envolver todo el género humano. En favor de Ella, Dios rompió la urdidura satánica. Y Ella nació fuera de la ley del pecado original.