Propósitos para el Año Nuevo de la mano de Jesús y María

Publicado el 01/02/2024

Cada año trae nuevas metas y desafíos. Para cumplir con las metas que tanto deseamos es necesario que tengamos propósitos claros y definidos y los pongamos en las manos de Jesús y María.

1- Aprovecha el tiempo 

Hay un refrán popular que dice “El tiempo perdido, lo lloran los santos”.

De los objetos más comunes y ordinarios de nuestro día a día, pocos o quizás ningún otro nos remitirá a tan elevadas consideraciones como un reloj.

Conocemos estos simples y a la vez complejos aparatos en las más diversas formas y tamaños, y les encontramos tanto en los más insignes monumentos, como en los más sencillos hogares. Y sean como sean debemos reconocer que difícilmente podemos pasar indiferentes a la poderosa atracción de ese tic-tac junto al continuo movimiento de elegantes agujas y péndulos, especialmente cuando la categoría y el arte les sirven de moldura.

Sin embargo, sin desmerecer el elogio al aparato mecánico, creo que habla más al alma humana el continuo deslizarse de una catarata de cristales hasta su fatal e inevitable agotamiento que se da en un reloj de arena.

¿Qué es el tiempo? Disertarán magnos filósofos y hombres de ciencia incansablemente, intentando descubrir su naturaleza sin más que describir sus accidentes. Algunos llegarán a afirmar que de lo que el hombre conoce, no hay nada tan ignorado, y otros se utilizarán de este para desarrollar complejas teorías cuánticas y siderales, aunque nunca levantando por completo su velo de misterio.

Santo Tomás de Aquino nos habla del tiempo como siendo la medida de la duración de las criaturas contingentes, sujetas a generación y corrupción. Por lo que creo estamos autorizados a afirmar que el tiempo es para cada uno de nosotros nada más que un instante, que comprende la duración del intervalo entre nuestro nacimiento y muerte, en medio de dos eternidades en que merecemos o perdemos definitivamente la visión de Dios.

Porque mil años comparados con la eternidad no son más que un abrir y cerrar de ojos, incluso podríamos decir que el tiempo y la misma materia no pasan de ser una ilusión, un simple y fugaz reflejo de lo positivamente substancial que está en lo infinito del espíritu.

Aunque no por efímero y simple deja de ser a la vez sublime, pues recordemos que el Verbo Eterno se dignó encarnarse, irrumpiendo en el tiempo para rescatar con su sangre a los que por la desobediencia hicimos de cada segundo en este valle, un gemido y una lágrima para ser derramada en el cáliz de la justicia.

En esta perspectiva comenzamos a percibir que la cascada que se desliza por el cristal del reloj de nuestra vida no es simple arena o material innoble. Polvo de oro es cada segundo, cada instante que nos es dado, en que por un acto de virtud o un pecado, nuestro destino eterno será marcado.

Con inteligencia advirtió Shakespeare que “el tiempo es muy lento para los que esperan, muy rápido para los que temen, muy largo para los que sufren, muy corto para los que gozan; pero para quienes aman, el tiempo es eternidad”.

Es eternidad, porque la caridad según la doctrina católica es la única virtud que permanece cuando partimos de esta vida, y que tendrá la medida en que aprovechemos con sabiduría la duración de nuestra existencia.

Paremos hoy y preguntémonos… ¿qué hacemos con este don tan grande que Dios nos ha dado? Y si somos sinceros con nosotros mismos podremos verificar que “no es el tiempo el que nos falta. Somos nosotros quienes le faltamos a él”, como sentenció Paul Claudel.

No dejemos que este polvo áureo del tiempo sea llevado infamemente por el viento… el viento de la banalidad, de la pereza, del mundanismo, de una indecorosa mezquindad de alma. Que cada segundo que nos sea dado, sea un brado de amor a Dios, una entrega, un holocausto ante su altar. Y de esta manera cayendo, este “oro” donde Dios le ha designado, resplandecerá gloriosamente opacando los astros en la eternidad.

2-Establece metas pequeñas y medibles 

Muchas personas no logran sus propósitos de Año Nuevo porque el objetivo está mucho más allá de su alcance o requiere un cambio drástico en su rutina diaria”,

A menudo, las personas se fijan una meta que las llevan de no tener un hábito de ningún tipo, al límite de practicar el hábito con perfección, una decisión que seguramente termina en falla o “al menos será difícil de mantener de manera constante”.

Tomemos, por ejemplo, una resolución para aumentar tu vida de oración en el nuevo año. Para alguien que reza todos los domingos en Misa, es una meta pequeña y medible aumentar su oración agregando un día adicional durante la semana para pasar tiempo ante el Santísimo Sacramento o para orar en la tranquilidad de su hogar.

3- Asistir a Misa los domingos 

En cierta ocasión un sacerdote recibió una carta de un feligrés de su parroquia en la cuál decía:

“Tengo 30 años de ir a Misa desde que me casé y de los 3.000 sermones que he escuchado, más o menos, de ninguno me recuerdo. He perdido mi tiempo. No volveré más”.

Al Domingo siguiente, a ruegos de su esposa este hombre acompañó a regañadientes a la Misa, pues se conmemoraba el aniversario de fallecimiento de su hijo mayor.

El párroco, al notar la presencia del feligrés, durante el sermón aprovechó para leer el trecho de la carta que vimos y respondió

“Tienes 30 años que tu esposa te ha cocinado 32.000 comidas y seguro que no puedes recordar los menús para cada una de esas comidas. Pues no comas más Sin el alimento en tu mesa no tendrías fuerzas para vivir. De hecho, hoy estarías muerto. De la misma manera, si no fueses a Misa, tampoco tendrías vida espiritual”.

Te nutres bien en la mesa de tu hogar? No la abandones. Mucho menos abandones la Misa, pues la primera alimentación te da vida por unos pocos años. La segunda, por la eternidad, empezando hoy.

Claro que no es suficiente comer. Hay que digerir. Si no digieres estás enfermo. Hace falta ir al médico. Si no te nutres de la Eucaristía, si no te mueve el corazón escuchar la Palabra, es hora de ir al médico. Abre tu corazón a Jesús, examina con humildad tu conciencia. El te sanará.

El Papa Benedicto XVI decía sobre la Santa Misa que:

Tenemos necesidad de este Pan para afrontar los esfuerzos y cansancios del viaje. El domingo, día del Señor, es la ocasión propicia para sacar fuerza de Él, que es el Señor de la vida. El precepto festivo no es por tanto un simple deber impuesto desde el exterior. Participar en la celebración dominical y alimentarse del Pan eucarístico es una necesidad para el cristiano, quien de este modo puede encontrar la energía necesaria para el camino que hay que recorrer. -(29 Mayo, 2005)

4-Cuando falles, siempre puedes comenzar de nuevo

Siempre habrá obstáculos a los planes “perfectamente trazados”, y que el caso de los propósitos de Año Nuevo no es la excepción.

Practica la paciencia y el perdón, y considera ajustar tu objetivo o reafirmar tu intención de volver al camino.

San Francisco de Sales decía «Hay, pues, que tener paciencia, y no pretender desterrar en un solo día tantos malos hábitos como hemos adquirido, por el poco cuidado que tuvimos de nuestra salud espiritual Aunque, por nuestra debilidad, vislumbraremos muchas caídas, no debemos inquietarnos de ningún modo.

5- Ser más devotos de Nuestra Señora 

María es la embajadora de la misericordia. La misericordia es su ministerio. A la Madre de Dios deben acudir los que tienen necesidad de misericordia: y cuanto mayor sea su miseria, más motivos tienen para llamar a su corazón maternal.

El gran San Bernardo de Claraval decía:

Pecador, quienquiera que seas, aunque estuvieras con un pie en el abismo, aunque la desesperación haya invadido tu corazón, mira a María, piensa en Ella y recobrarás la inocencia y la paz.

Nadie podrá contar jamás las almas que la Madre de Dios ha devuelto a la vida divina. Para esto habría que enumerar todas las conversiones. No hay una sola que no se haya llevado a cabo sin su concurso maternal. Es imposible, dice San Ignacio Mártir, que se salve un pecador si no es por el auxilio de María. No es la justicia de Dios la que nos salva: es su infinita misericordia movida por las súplicas de María.

Por este motivo, qué mejor método para crecer en esa devoción a Nuestra Señora que empezar a rezar el Santo Rosario

6- Estar continuamente en la presencia de Dios 

Estar en la presencia de Dios es la actitud espiritual que más facilmente nos ayuda a luchar contra las tentaciones y alcanzar el Cielo.

Si desde que abrimos nuestros ojos hasta el momento en que nos vamos a dormir, fomentamos en nosotros la convicción que Dios nos ve y que ninguna de nuestras acciones pasa desapercibida para él, nuestra vida poco a poco se irá transformando y amoldando de acuerdo a su santa voluntad.

Un ejemplo de cómo vivir en la presencia de Dios nos la da el propio Mons. João Clá Dias, EP, “a cada momento, debemos estar de tal modo compenetrados en la presencia de Dios que, desde el despertar, hasta el momento de acostarme de noche y hasta incluso en el instante en que me duermo, debo acordarme de que mi sueño a la noche está siendo asistido por Él, y que todo eso está siendo visto por Dios.

De ese modo, debo hacer un examen de consciencia y analizar mi vida. ¿Cuándo peco, es porque juzgo muchas veces estar a solas? ¿El demonio me lleva a pecar, a ofender a Dios, porque no vivo constantemente en la presencia de Dios? ¿Me olvido que Dios es Todopoderoso e Inmenso, y está en todas partes?”

Pidamos a la Virgen Santísima y a nuestros santos intercesores, que nos haga siempre sentir la presencia de Dios en nuestras vidas, compenetrados de que estamos dentro de Él, y que Él ve todo: nuestras intenciones, nuestros deseos, nuestras inspiraciones y nuestros sentimientos.

7- Examina tu conciencia diariamente 

Uno de los mejores instrumentos que tenemos para progresar en la vida espiritual es el examen de conciencia.

En palabras muy sencillas, el examen de conciencia es una forma de orar, de entrar en contacto con Dios. La única manera de hacer un examen de conciencia verdadero es que sea un verdadero momento de oración. Así voy aprendiendo de Dios a recibir el conocimiento que él quiere darme de mí mismo.

Es el momento en el que la persona, tras haber estado atareada todo el día, vuelve en sí y se pone la mano en el corazón. Haya obrado el bien o el mal, considera ambas cosas exclusivamente en relación a Dios. Se trata de decirle a Dios: «Te pido perdón por el mal que haya hecho, Señor, a fin de que sea para ti ocasión de manifestar tu amor y tu poder. Y te ofrezco también el bien que haya podido hacer, porque reconozco en él tu obra».

Así, el examen de conciencia nos ayuda a mantener el esfuerzo espiritual impidiéndonos caer en la mediocridad o en la monotonía; teniendo en cuenta que en la vida espiritual el que no avanza retrocede.

Sería un error concebir ese esfuerzo como la autocomplacencia o el repliegue en uno mismo. El verdadero esfuerzo espiritual consiste en salir de sí para apegarse a Dios.

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Los Caballeros de la Virgen

“Caballeros de la Virgen” es una Fundación de inspiración católica que tiene como objetivo promover y difundir la devoción a la Santísima Virgen María y colaborar con la “La Nueva Evangelización” , la cual consiste en atraer los numerosos católicos no practicantes a una mayor comunión eclesial, la frecuencia de los sacramentos, la vida de piedad y a vivir la caridad cristiana en todos sus aspectos. Como la Iglesia Católica siempre lo ha enseñado, el principal medio utilizado es la vida de oración y la piedad, en particular la Devoción a Jesús en la Eucaristía y a su madre, la Santísima Virgen María, mediadora de las gracias divinas. Sus miembros llevan una intensa vida de oración individual y comunitaria y en ella se forman sus jóvenes aspirantes.

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