Plinio Corrêa de Oliveira.
San Luis Grignion de Montfort, contemporáneo de Luis XIV, dice que en su tiempo el mundo ya estaba invadido por un torrente de iniquidad pero que habría un momento en que Nuestra Señora intervendría, vencería e implantaría su Reino.
La Santísima Virgen habló de naciones enteras que desaparecerían; serán las “navíos fantasmas” de la Historia. Ciertamente, Ella ya escogió las naciones que sobrevivirán.
Garantía de sobrevivir, la Virgen de Fátima solo dio a una nación: Portugal. Ella escogió ese país para allí aparecer, es decir, fue el pedestal desde cuya cima la Madre de Dios quiso hablar al mundo. Sin embargo, perfectamente podría no haber dicho que Portugal, después de todos los castigos por Ella profetizados, conservará el dogma de la fe.1
¿Cómo será Portugal en el Reino de María? Con certeza Portugal tendrá
que cambiar mucho hasta entonces…
Es una nación que se dejó semi-entregar a los comunistas. Aquel desastre de la Revolución de los Claveles,2 ¿podría haber alguna cosa más contraria a la índole de un pueblo guerrero como el portugués, teniendo el pasado de batallas que tiene?
¡Portugal de aquel pequeño tamaño, con un formidable imperio colonial! Y aún más, ninguna colonia de ningún país europeo resistió tanto a favor de su metrópoli cuanto Mozambique y Angola en relación a Portugal. No obstante, después de eso ¡Portugal creer en el cuento de aquella Revolución de los Claveles, y a causa de esos claveles confiar en las intenciones pacíficas de aquellos bandidos!
Ahora bien, Portugal conservará el dogma de la Fe. Conclusión: para que haya el Reino de Nuestra Señora es preciso que la nación lusa cambie mucho, porque no podemos imaginar en el Reino de María un Portugal con Estoril reventando de inmoralidad en épocas de turismo, y de ahí por delante.
Extraído de conferencia del 4/9/1986