
Madre mía, Vos sois Reina de todas las almas, incluso de las más duras y
empedernidas que quieran abrirse a Vos. Os suplico, pues: Sed Soberana de mi alma; quebrad las rocas interiores de mi espíritu y las resistencias perversas del fondo de mi corazón. Disolved, por un acto de vuestro imperio, mis pasiones desordenadas, mis deseos pésimos y el residuo que haya quedado en mí de pecados pasados. Limpiadme, oh Madre mía, a fin de que yo sea enteramente vuestro.
Compuesta por el Dr. Plinio el 31/5/1972