Es muy recomendable que comulguemos en unión con Nuestra Señora, de acuerdo con la enseñanza de San Luis María Grignion de Montfort, pidiendo a Ella que esté junto a nosotros en el momento de recibir a Nuestro Señor, de manera que todo lo que le digamos sea dicho por medio y en unión con María.
Imaginen un mendigo que va a recibir la visita del mayor soberano de la Tierra. Él no tiene nada para ofrecerle al monarca, pero consigue que la reina madre esté allá para recibirlo.
La reina madre se pone en la entrada del tugurio y dice al visitante real: “Hijo mío, yo quise honrar esta casa con mi presencia. ¡Esta casa es mía, entre!”
El mendigo puede quedarse tranquilo, pues la recepción fue ostentosa. Él no tiene que hacer nada más que sonreír, regocijarse, transbordar de alegría porque la recepción está a la altura del rey, pues es hecha por su madre.
Si recibimos a Nuestro Señor de esta manera en la Sagrada Eucaristía, entonces nuestra Comunión será tranquila, jubilosa y llena de confianza plena.
Plinio Corrêa de Oliveira. Extraído de conferencias del 17/5/1969 y 19/5/1991
