
Os recomiendo, además, mucho respeto a los sacerdotes y religiosos; recibid con veneración sus consejos, descubríos en señal de reverencia cuando los encontréis, y tened cuidado especial de no ofenderlos con vuestras acciones y palabras.
San Juan Bosco
La obediencia y el respeto que habéis de tener a los superiores se debe extender a las iglesias y a los actos de religión. Como cristianos, debemos venerar todo lo que se relaciona con el templo del Señor, puesto que es un lugar santo y casa de oración. Cualquiera petición que dirijamos a Dios en la iglesia, si es para bien de nuestras almas, estemos seguros de que será atendida. Omnis enimqui petit, accipit.
¡Qué gloria daréis a Jesucristo, amados hijos, y qué buen ejemplo a los fieles manteniéndoos allí con devoción y recogimiento! Cuando San Luis iba al templo, todos salían a verlo, y quedaban edificados de su piedad y modestia. Luego, cuando lleguéis a la iglesia, entrad en ella sin correr ni hacer ruido; santiguaos con agua bendita; y, puestos de rodillas, adorad a la Santísima Trinidad.
Jamás os riáis y no habléis sin necesidad; basta a veces una sonrisa, una palabra, para escandalizar y distraer a los que nos rodean. San Estanislao de Kostka estaba en la iglesia con una devoción tal, que a veces no sentía que le llamaban; y ocasión hubo en que sus criados lo tuvieron que tocar para advertirle que ya era tiempo de volver a su casa.
Os recomiendo, además, mucho respeto a los sacerdotes y religiosos; recibid con veneración sus consejos, descubríos en señal de reverencia cuando los encontréis, y tened cuidado especial de no ofenderlos con vuestras acciones y palabras.
Acordaos del terrible castigo dado por Dios a unos niños que se burlaron del profeta Eliseo: cuarenta fueron destrozados por unos feroces osos que salieron de un bosque vecino. El que no respeta a los ministros del Señor debe esperar un castigo muy severo. Imitad a Luis Comollo, que decía: “De los sacerdotes se debe hablar siempre bien; o, de otra suerte, callar”.
Por último, os advierto que no os avergoncéis de aparecer cristianos aun fuera de la iglesia; por tanto, cuando paséis por delante de la casa de Dios o de una imagen de María o de algún santo descubríos en señal de reverencia. De este modo os mostraréis buenos cristianos; y el Señor os colmará de bendiciones por el buen ejemplo que dais al prójimo.