Son muchos los santos que han venerado y tratado con devoción y cariño a San José. Traemos algunos de los santos más devotos a San José con el propósito de que también usted crezca en el amor y la devoción a este santo.
La curación de Santa Teresa por la intercesión de San José
Dice la santa: “A otros parece les dio el Señor gracia para socorrer en una necesidad; a este glorioso Santo tengo experiencia que socorre en todas”.
Cuando Santa Teresa de Jesús tenía 27 años, se encontraba postrada en la cama, sin poder andar. A veces se arrastraba por el suelo. Estaba viviendo por aquel entonces en el monasterio de la Encarnación. Sale de la clausura para ser curada.
Se recurre a todos los medios posibles en aquel momento. Regresa a Ávila sin haber logrado mejora alguna. En tal extremo de gravedad se encuentra que incluso llegan a darle por muerta. Tenía que ser ayudada por las enfermeras para todo. Tras varios años así, en estas circunstancias, recurre a San José y su vida va volviendo a la normalidad poco a poco.
Desde este momento la devoción a san José y su familiaridad con él, va a marcar un hito en su vida. “Tomé por abogado y señor al glorioso san José, y me encomendé mucho a él […] y él hizo, como quien es, que pudiese levantarme y andar y no estar tullida. No me acuerdo hasta ahora haberle suplicado cosa que la haya dejado de hacer”.
San Alfonso María de Ligorio y su amor al esposo de María
San José durante esos treinta años fue el mejor amigo, el compañero de trabajo con quien Nuestro Señor Jesucristo conversaba y oraba. San José escuchaba las palabras de Vida Eterna de Jesús, observaba su ejemplo de perfecta humildad, de paciencia, y de obediencia, aceptaba siempre la ayuda de su Hijo en los quehaceres y responsabilidades diarios. Por todo esto, no podemos dudar que mientras José vivió en la compañía de Jesús, creció tanto en méritos y santificación que aventajó a todos los santos.
“Consideremos la vida santa que José llevó en compañía de Jesús y de María. En aquella familia no se preocupaban más que de dar gloria a Dios: sus únicos pensamientos y deseos eran complacer a Dios: sus únicos argumentos eran referentes al amor que los hombres deben a Dios y que Dios trae a los hombres, especialmente al haber enviado a la tierra a su Hijo único y morir en un mar de dolores y desprecios para la salvación de la humanidad”.
San Juan Pablo II y sus palabras sobre la misión de San José en la vida de la Iglesia
Exhortación apostólica Redemptoris custos.
San José, al igual que cuidó amorosamente a María y se dedicó con gozoso empeño a la educación de Jesucristo también custodia y protege su cuerpo místico, la Iglesia, de la que la Virgen Santa es figura y modelo. Precisamente, después de la Santísima Virgen, San José participó en el misterio de la Encarnación como ninguna otra persona.
Aún hoy tenemos muchos motivos para orar con las mismas palabras de León XIII: «Aleja de nosotros, oh padre amantísimo, este flagelo de errores y vicios… Asístenos propicio desde el cielo en esta lucha contra el poder de las tinieblas…; y como en otro tiempo libraste de la muerte la vida amenazada del niño Jesús, así ahora defiende a la santa Iglesia de Dios de las hostiles insidias y de toda adversidad».
Que san José obtenga para la Iglesia y para el mundo, así como para cada uno de nosotros, la bendición del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo.
Tomado del libro Las grandezas de San José, Capítulo IV; pp. 43-45