Santa Margarita María puede ser considerada un alter ego1 de María Santísima, pues participó en alto grado de sus dones y gracias. Nuestra Señora quiso elegirla con la intención de que su Hijo tuviera una ocasión para manifestarse a los hombres.
Monseñor João Clá Dias, EP
El filón marial no estaría completo si en él no hubiese brillado una dama que, bajo cierto aspecto, podría llamarse «alma gemela» de Nuestra Señora. Se trata de Santa Margarita María de Alacoque, religiosa de la orden de la Visitación, cuya vida mística descorre un poco el velo acerca del Secreto de María.
A ella le fue concedido tener un íntimo trato con Jesús y ser su confidente. Alma casta, obediente y sufridora, Margarita María nació en 1647. Ya a los cinco años hizo voto de castidad perpetua, movida por una inspiración excepcional de la gracia.
Cuando tenía nueve años fue acometida por una parálisis, de la cual se curó inexplicablemente después de prometer a la Santísima Virgen que abrazaría la vida religiosa. Desde la juventud, tuvo visiones extraordinarias de Jesús crucificado y de la escena del Ecce Homo.
Después de sufrir presiones familiares para seguir el camino de una vida mundana, Margarita María pasó a frecuentar la sociedad a fin de complacer a su madre y a sus hermanos. Cierto día, Nuestro Señor la reprendió por ello, y la joven, arrepentida, decidió ingresar en el monasterio. A partir de entonces, las apariciones del Salvador se volvieron frecuentes, y ella acabó siendo el blanco del desprecio de las otras religiosas, que la tenían por «visionaria».
Nuestro Señor revela a esta hija predilecta su benevolencia para con los pecadores, su disposición de perdonarlos y su deseo de que lo adoren confiadamente: «Mi Divino Corazón está apasionado de amor por los hombres, y por ti de modo particular», declara el Redentor. Entre lamentos, Jesús reconoce que ha sido rechazado injustamente: «He aquí el Corazon que ha amado tanto a los hombres, y que nada ha escatimado hasta agotarse y consumirse para demostrarles su amor, y en reconocimiento no recibo de la mayor parte sino ingratitud, […] frialdad y desprecio». 2
Santa Margarita María tenía la vocación de ser apóstol del Sagrado Corazón de Jesús, a pesar de que las circunstancias eran adversas para ejercerla, como explica el Dr. Plinio: «En lo más profundo de la sociedad francesa, los gérmenes oriundos de los grandes movimientos ideológicos del siglo XVI continuaban desarrollándose vigorosamente. Discretas aún, las tendencias al racionalismo, laicismo y liberalismo se difundían como una corriente de agua impetuosa y subterránea, en los sectores claves de la sociedad». 3
Con la intención de impedir aquella acción diabólica, Nuestro Señor encomendó a Santa Margarita María la misión de transmitir un mensaje al rey Luis XIV, pues deseaba conquistar su corazón y hacerlo embajador suyo junto a toda la Cristiandad. El 17 de junio de 1689, Jesús pidió al monarca francés la consagración de Francia a su Sagrado Corazón, y que en los estandartes del reino estuviese su imagen representada. Inexplicablemente, aquel llamamiento no fue atendido. Como resultado, cien años después, en el mismo día y mes, los Estados Generales convocados por Luis XVI, sucesor del Rey Sol, se autoproclamarían Asamblea Nacional, iniciando así la revolución que pondría fin a la monarquía católica francesa, establecida hacía más de un milenio, a partir del bautismo de Clodoveo.
Santa Margarita María puede ser considerada un alter ego4 de María Santísima, pues participó en alto grado de sus dones y gracias. Nuestra Señora quiso elegirla con la intención de que su Hijo tuviera una ocasión para manifestarse a los hombres.
En efecto, viendo en ella un espejo de las virtudes de su Madre, Jesús encontró un medio propicio para inaugurar un canal prodigioso de gracias: la devoción a su Sagrado Corazón.
¡De qué manera había suspirado la Virgen por la llegada del momento glorioso en que Jesús abriría su divino pecho y mostraría a los pecadores el tesoro inagotable de su amor abrasado!
Ningún otro deseo pulsa con tanta intensidad en el Corazón Inmaculado de María como el de glorificar a su Hijo y atraer a las almas hacia Él. Y Santa Margarita María fue el instrumento escogido para propagar esta devoción, porque en su espíritu ardía el mismo fuego que consume el de la Madre de Dios.
Notas
1Expresión latina que significa “otro yo”.
2SANTA MARGARITA MARÍA ALACOQUE. Vie et révélations de Sainte Marguerite-Marie écrites par elle même. 2.ª ed. Paris: Saint-Paul, 1920, p. 83.
3CORRÊA DE OLIVEIRA, Plinio. O sentido contra-revolucionário da obra de dois Santos. In: Cristiandad. Barcelona. Año XV. N.º 333 (nov., 1958); p. 90.
4Expresión latina que significa “otro yo”.