Un santo para confiar en todas las ocasiones

Publicado el 04/19/2021

Monseñor João Clá Dias, guarda un vivo recuerdo del encanto que manifestó su padre espiritual, el Dr. Plinio cuando le regaló una pequeña imagen de San José, muy digna y bien hecha, en diciembre de 1992.

En aquella ocasión, quiso destacar que aquella reproducción correspondía con la idea que siempre había tenido del Santo Patriarca: “por un aspecto, muy dulce, paternal y afectuoso con el Niño Jesús; pero, por otro, se mostraba como un auténtico señor, fuerte, capaz de gobernar; en síntesis, era un varón en el sentido pleno de la palabra. La actitud misma de Jesús Infante era muy inocente, ya que mostraba su plena confianza en San José. Al dormirse en sus brazos, era como si estuviese diciendo: A él puedo darme completamente”.

La descripción que hizo el Dr. Plinio fue fruto de una gracia mística que en el momento recibió y que le permitió discernir el alma del santo Patriarca. Desde aquel día se intensificaron sus comentarios sobre el casto esposo de María, alentando a sus hijos espirituales para que creciesen en la admiración y la confianza en él.

Salud devuelta por la milagrosa intercesión de San José

Años más tarde, afectado por una enfermedad pulmonar grave, Monseñor João viajó a los Estados Unidos para consultar a especialistas. Los dolores y molestias fueron tales que le hicieron presagiar que su muerte estaba próxima. ¡Era invierno! Una gran capa de nieve cubría la vegetación. La falta de vida trasparecía en la naturaleza y lo único que la amenizaba eran los pinos, siempre verdes, que asomaban un poco sus ramas sobre la blancura helada que los cubría.

Desde la ventana de su dormitorio, él podía contemplar la imagen de San José que había en el jardín y, sintiendo que le llegaba su hora miraba fijamente aquella imagen pensando:

«Allí está San José. Espero encontrarme con él en la eternidad, aunque no por mis méritos, sino por la Preciosísima Sangre de Nuestro Señor Jesucristo, a la que se unen las lágrimas de Nuestra Señora y los dolores del propio San José».

Sin embargo, a medida que fijaba su mirada en la imagen iba sintiendo un consuelo muy intenso, hasta que oyó una voz interior que le decía: «¡No te aflijas! Antes de que salgan las flores, estarás curado». Efectivamente, al cabo de algún tiempo y después de muchos análisis, los médicos se quedaron impresionados al constatar que estaba totalmente curado y que no tenía ninguna secuela de la enfermedad.

El 26 de abril de aquel mismo año y ya recuperado, mientras se paseaba por los jardines de la casa rezando el Santo Rosario, Monseñor João vio la primera flor de primavera. En ese momento, se sintió emocionado al recordar la promesa de San José: ¡se había curado antes de que salieran las flores!

A partir de entonces nació en él una devoción profunda y creciente al glorioso Patriarca, devoción llena de encanto por su persona y por su misión.

Más tarde, al realizar varios estudios sobre San José, Monseñor João llegó a la conclusión de que este santo tan extraordinario era todavía muy poco conocido. Por eso, concibió en su corazón un deseo vehemente: escribir un libro que compusiera la fisonomía moral auténtica del Santo y que llevara a los hijos de la Santa Iglesia hacia esta sublime devoción, que es una señal de predilección y un camino seguro para llegar a los brazos maternales de María Santísima.

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Tomado del libro, Las grandezas de San José: invoquemos, conozcamos y amemos al Guardián y Protector del Niño Jesús, de María y de la Santa Iglesia; Cap. I, pp. 7-9

 

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