Una devoción preciosa

Publicado el 09/05/2023

Enemigo de la mentira y del orgullo, San Miguel venció al demonio cuando éste, a pesar de ser un espíritu elevadísimo, se reveló contra Dios. Tal lucha se perpetúa y, por tanto, esa parte de su misión es permanentemente actual.

Plinio Corrêa de Oliveira

San Miguel es uno de los siete espíritus que asisten al trono del Altísimo. Por tanto, uno de los principales de la Corte celestial y uno de los ministros a quien el Creador dio poderes más extraordinarios para auxiliar a los elegidos en sus luchas.

El Profeta Daniel lo llama “uno de los más ilustres Príncipes” y “Príncipe protector de los judíos” (cf. Dn 10, 13.21), o sea, del pueblo escogido como depositario de la verdadera Fe, especialmente amado por Dios y objeto de sus más vivos cuidados. La custodia, pues, del pueblo del cual debería nacer el Salvador había sido entregada a San Miguel. Solo eso ya revela su dignidad y poder. Hoy, la custodia de todas las tradiciones y prerrogativas del pueblo elegido es la Iglesia. Heredando todos sus dotes, Ella naturalmente recibe además esa gracia.

Enemigo de la mentira y del orgullo, San Miguel venció al demonio cuando éste, a pesar de ser un espíritu elevadísimo, se reveló contra Dios. Tal lucha se perpetúa y, por tanto, esa parte de su misión es permanentemente actual.

Como Lucifer no puede tener más la pretensión de igualarse a Dios, ni siquiera de luchar directamente contra Él, busca vengarse en las criaturas que constituyen el objeto del divino amor. Pero la consciencia del hombre es un lugar secreto, conocido solo por el propio Dios. Así, el demonio habitualmente no puede percibir cuál sea nuestro estado de espíritu, sino por las apariencias exteriores.

Echa mano, pues, de los medios más astutos para seducirnos, de los movimientos más sutiles, más secretos, de las actitudes aparentemente más dignas y respetables, escondiendo su malicia y presentándonos ventajas en las pequeñas capitulaciones que hagamos. Ese fue siempre su papel, desde que vio su fuerza, incomparablemente superior a la de los hombres, cercenada por el Creador de todas las cosas. No pudiendo vencernos en lucha abierta, puesto que nos defiende el Todopoderoso, usa de su astucia mala para dominarnos poco a poco.

La misión de San Miguel de mantener subyugado al demonio y de defendernos contra sus embustes es de todos los tiempos. Antes de la venida de Cristo a la Tierra, el pueblo hebreo era el escogido porque conservara mejor las tradiciones monoteístas heredadas de nuestros primeros padres. Todo ese tesoro celosamente guardado en el seno de un pueblo por tantos siglos, fue completado, y de modo definitivo, con la llegada del Salvador. Por tanto, ese nuevo orden establecido por el propio Verbo Divino encarnado es incomparablemente superior al precedente, exigiendo de su celestial protector mucho más desvelo. Ahora bien, si una violación de la Ley antigua era tan grave que, no raras veces, Dios castigaba de forma inmediata a quien la cometiese, cuánto más grave es cualquier atentado contra la Nueva Ley, aunque el castigo no sea tan repentino y violento.

Siendo así, hoy San Miguel Arcángel tiene mucho que hacer contra el paganismo moderno, ya sea que se manifieste bajo la forma de un agnosticismo pedante e incoherente, o de una mitología inferior, o aún de un estatismo que restringe la finalidad humana a un complemento del Estado, reduciendo el hombre a una pieza anónima, integrante del gran todo y dócil objeto de su orgullo.

Grande es el poder de los espíritus celestiales, principalmente del Arcángel San Miguel, cuya misión es tan relevante. La devoción a los Santos Ángeles no está muy difundida entre nosotros, sin embargo, ella es preciosa, pues además de poderosísimos, ellos tienen la incumbencia de protegernos de manera especial. Por tanto, en este momento en que, tal vez como nunca, el día de mañana se presenta incógnito, seria espléndido cultivar con más cariño una devoción tan señalada.

Deje sus comentarios

Los Caballeros de la Virgen

“Caballeros de la Virgen” es una Fundación de inspiración católica que tiene como objetivo promover y difundir la devoción a la Santísima Virgen María y colaborar con la “La Nueva Evangelización” , la cual consiste en atraer los numerosos católicos no practicantes a una mayor comunión eclesial, la frecuencia de los sacramentos, la vida de piedad y a vivir la caridad cristiana en todos sus aspectos. Como la Iglesia Católica siempre lo ha enseñado, el principal medio utilizado es la vida de oración y la piedad, en particular la Devoción a Jesús en la Eucaristía y a su madre, la Santísima Virgen María, mediadora de las gracias divinas. Sus miembros llevan una intensa vida de oración individual y comunitaria y en ella se forman sus jóvenes aspirantes.

version mobile ->