CABALLEROS DE LA VIRGEN

Mi vocación es el amor

Santa Teresita del Niño Jesús Ser tu esposa, Jesús, ser carmelita, ser por mi unión contigo madre de almas, debería bastarme… Pero no es así…
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Por la Santa Iglesia, estoy dispuesto a sufrir

¡Mira, Margaret!». Desde una ventana enrejada de la Torre de Londres, sir Tomás Moro llamaba a su hija para que contemplara la escena: cinco sacerdotes —Juan Haile, párroco secular, Ricardo Reynolds, monje brigidino y renombrado teólogo, y tres priores cartujos, Juan Houghton, Roberto Lawrence y Agustín Webster, ataviados con el blanco hábito de su orden— estaban siendo conducidos a Tyburn, el infame cadalso a pocos kilómetros de distancia y destino final de aquellos que se atrevían a desafiar la voluntad real.
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Por la Santa Iglesia, estoy dispuesto a sufrir

¡Mira, Margaret!». Desde una ventana enrejada de la Torre de Londres, sir Tomás Moro llamaba a su hija para que contemplara la escena: cinco sacerdotes —Juan Haile, párroco secular, Ricardo Reynolds, monje brigidino y renombrado teólogo, y tres priores cartujos, Juan Houghton, Roberto Lawrence y Agustín Webster, ataviados con el blanco hábito de su orden— estaban siendo conducidos a Tyburn, el infame cadalso a pocos kilómetros de distancia y destino final de aquellos que se atrevían a desafiar la voluntad real.
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Por la Santa Iglesia, estoy dispuesto a sufrir

¡Mira, Margaret!». Desde una ventana enrejada de la Torre de Londres, sir Tomás Moro llamaba a su hija para que contemplara la escena: cinco sacerdotes —Juan Haile, párroco secular, Ricardo Reynolds, monje brigidino y renombrado teólogo, y tres priores cartujos, Juan Houghton, Roberto Lawrence y Agustín Webster, ataviados con el blanco hábito de su orden— estaban siendo conducidos a Tyburn, el infame cadalso a pocos kilómetros de distancia y destino final de aquellos que se atrevían a desafiar la voluntad real.

Por la Santa Iglesia, estoy dispuesto a sufrir

¡Mira, Margaret!». Desde una ventana enrejada de la Torre de Londres, sir Tomás Moro llamaba a su hija para que contemplara la escena: cinco sacerdotes —Juan Haile, párroco secular, Ricardo Reynolds, monje brigidino y renombrado teólogo, y tres priores cartujos, Juan Houghton, Roberto Lawrence y Agustín Webster, ataviados con el blanco hábito de su orden— estaban siendo conducidos a Tyburn, el infame cadalso a pocos kilómetros de distancia y destino final de aquellos que se atrevían a desafiar la voluntad real.

Meditación Primer Sábado del mes de Mayo 2025. 2o Misterio Gozoso- La Visitación de Nuestra Señora a su prima Santa Isabel.

Para llevar a cabo nuestra devoción de la Comunión reparadora del Primer Sábado de mes contemplaremos hoy el segundo misterio gozoso: La visitación de la Virgen María a su prima Santa Isabel. Aprovechemos esta meditación para abrir nuestros corazones a la voz de María Santísima y dejar que Ella nos infunda el fervor de la virtud y la santidad, como en otro tiempo santificó la casa de Isabel y al Precursor, San Juan Bautista, en el seno de su madre.

Por la Santa Iglesia, estoy dispuesto a sufrir

¡Mira, Margaret!». Desde una ventana enrejada de la Torre de Londres, sir Tomás Moro llamaba a su hija para que contemplara la escena: cinco sacerdotes —Juan Haile, párroco secular, Ricardo Reynolds, monje brigidino y renombrado teólogo, y tres priores cartujos, Juan Houghton, Roberto Lawrence y Agustín Webster, ataviados con el blanco hábito de su orden— estaban siendo conducidos a Tyburn, el infame cadalso a pocos kilómetros de distancia y destino final de aquellos que se atrevían a desafiar la voluntad real.

Meditación Primer Sábado del mes de Mayo 2025. 2o Misterio Gozoso- La Visitación de Nuestra Señora a su prima Santa Isabel.

Para llevar a cabo nuestra devoción de la Comunión reparadora del Primer Sábado de mes contemplaremos hoy el segundo misterio gozoso: La visitación de la Virgen María a su prima Santa Isabel. Aprovechemos esta meditación para abrir nuestros corazones a la voz de María Santísima y dejar que Ella nos infunda el fervor de la virtud y la santidad, como en otro tiempo santificó la casa de Isabel y al Precursor, San Juan Bautista, en el seno de su madre.

El Renacimiento – El pasado tiene novedades

Hay dos maneras de entender el presente: como pasado del futuro y como futuro del pasado. Y no piense, querido lector, que esta introducción es un mero juego de palabras. Es un hecho indiscutible —casi un lugar común— que los siglos precedentes nos prepararon y que, según la misma regla, los hijos que engendramos son el futuro en nuestras manos.

Sacerdote: todo y nada

En los últimos años se ha hablado mucho de una «crisis sacerdotal». Sin embargo, contrariamente a las apariencias, no ha empezado ahora; su ignición se produjo con un apóstol: Judas Iscariote. Tras él, una erupción de traidores —Arrio, Nestorio, Hus y una larga caterva— intentaron incrustarse en la Roca de Pedro, sin éxito.

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